lunes, 31 de diciembre de 2012

Oración de fin de año.

 
En este día que termina un año más,
un ciclo más de este viaje en la vida
sigo siendo un pasajero del tiempo
por que tú así lo has permitido Señor...
 en este ultimo día del almanaque en mi pared
quiero darte gracias por tanto que he ignorado
por lo que he pasado por alto,
por lo que simplemente no noté,
ocupada entre trivialidades...
Hoy te doy gracias por los colores
que me permites observar, día a día , al levantarme;
por el aroma del café matutino
y ese primer sorbo que despierta los sentidos;
por el poder escuchar el trino de los pájaros
y hasta por las quejas de mis hijas para iniciar el día
pidiendo cinco minutos mas de descanso
entre sus cálidas sabanas...
Gracias por los alimentos que han estado sobre mi mesa,
pero sobre todo por aquel alimento que nutre mi alma
que es el cariño que nunca falta
por que soy amada por algunos
y eso basta...
por que puedo amar y confiar en mis hermanos.
Gracias por las leves caídas y los grandes tropezones,
donde me has demostrado una vez mas que soy capaz de levantarme,
donde me has mostrado mi fortaleza y mi temple;
gracias Dios, por las tardes de melancolía y lágrimas
por que a la par me has enviado consuelo...
por que has permitido desahogar mis decepciones.
Gracias por las personas que me has puesto en el camino
y por las que también has retirado,
sabiendo que es lo mejor para mi...
Gracias por las miradas picaras de los niños,
por su risa contagiosa
por los abrazos de los amigos y su buena charla
por la confidencia de los pequeños
por el consejo de los mayores...
Gracias por la textura de las flores,
por el aroma de los libros nuevos
por la imponencia de el mar
por la tranquilidad de una tarde tirada en la playa
por la belleza del cielo estrellado y de la luna llena
Gracias ...por la lluvia que me encierra en mi casa
y me da la oportunidad de tomar algo caliente;
por que tengo un refugio llamado "hogar";
gracias también, por los días soleados del verano
que invitan a embriagarse de colores y aromas...
  por esos ángeles que has mandado a entregarme
tu cariño y tu esperanza;
y por los que ya partieron a tu lado, Señor,
dejándome el corazón lleno de recuerdos y enseñanza.
Gracias por que has permitido mis errores
y he aprendido de ellos
gracias por un día mas en este viaje
y sobre todo Señor por haber aprendido a decir: Gracias!!
 
Vicky Arizpe (Sayuri ♥)


viernes, 28 de diciembre de 2012

Balance anual.

 
 
Llegó y está por marchar el tan amado y odiado mes de diciembre... final del año; donde uno acostumbra analizar su vida, sus días y hacer un balance anual; donde se sopesan los aciertos y errores, lo positivo y negativo del ciclo que termina. Donde se examina lo que hay que cambiar para que esta empresa particular que es mi vida: crezca!
Diciembre, mes de sensaciones ambiguas: por un lado la extraña melancolía que me invade sin ser invitada (invariablemente) a final de año y por otro lado la alegría de los festejos, de los preparativos de las fiestas... los simples goces como el adornar un pino navideño o colocar el nacimiento; las risas con mis hijas al tratar de envolver "dignamente" los obsequios, las texturas y colores de las frutas... y el aroma que se impregna en mi casa después de preparar un ponche caliente, la felicidad contagiosa de los pequeños y el contaminarse sanamente de sus ilusiones, sus fantasías y sus grandes esperanzas.
En este año que culmina, el balance ha sido sumamente difícil... las pérdidas fueron cuantiosas, con el riesgo de la quiebra permanente, año de cambios sumamente complejos, de decepciones enormes, de traiciones hirientes y de tristezas tercas... muy tercas.
Año donde descubrí que la falsedad puede estar tan infinitamente cercana a uno y se disfraza con sonrisas y fraternidad; días donde la confianza se daño, donde coleccione decepciones y una que otra traición... algunas ganadas y otras sin razón; días donde momentáneamente se me escapó la fe y que hicieron que perdiera la credulidad y la inocencia... noches desgarradoras de llanto incesante y de demonios desenterrados, de heridas profundas que tardaron en sanar (o aún están sanando) y de fracturas irreparables.
Año de dolorosas despedidas; donde no se esperaba y menos se deseaba el adiós... donde tuve que resignarme a extrañarlos y desearles buena suerte; donde tuve aprender a aceptar que la vida es un trayecto con muchos caminos convergentes y divergentes... y algunos se van por otro sendero por que simplemente es ley de vida que "sigan cada uno su camino" ; año de pérdida de ángeles terrenales... que este año ganaron sus alas y partieron a abrirnos camino en el cielo (al menos eso quiero creer)... sin duda alguna, un año de miles de tropiezos, de pequeñas y grandes caídas.
Y tal vez todo podría decir que la balanza se inclina a lo negativo y que fue un mal año; lo reconozco... este año permití que me robaran la confianza, la alegría y hasta la empatía en algún momento... pero no me permití a mi misma perder la esperanza y el agradecimiento.
Así que también hago recuento de mis ganancias, las cuales han sido de mayor valía: días luminosos de bienvenidas y de reencuentros sorpresivos, de volver a abrazar a los antiguos amigos,  a esos que extrañaste por años y que son parte de tus mejores recuerdos infantiles... de cafés familiares y de noches tibias resguardadas en un abrazo.
Días donde mis lágrimas fueron enjugadas con cariño y paciencia de una mano amiga, donde el dolor me dejó el aprendizaje maravilloso de dar importancia a lo verdaderamente importante, y  la cautela de confiar solo en quien lo merece; maravillosos momentos de complicidad y risas con los pocos, pero verdaderos amigos... esos que permanecen a pesar de los años y las distancias... esos, que se afianzan con las dificultades en lugar de debilitarse. Días en los que me debilite y Dios envió ángeles para tomarme de la mano y ayudarme a no perder la fe, a levantarme de mis caídas y a reforzar mi confianza en el mañana, fortaleciendo mi confianza en mi misma.
Momentos de complicidad; donde algunas personas (cercanas y no tanto) me dieron algo irrecuperable: su tiempo... y me obsequiaron una perla valiosísima: su confianza, donde me dieron la oportunidad de ser útil;  de ser instrumento de la vida al sembrar en ellos, como otros en mí, una semilla de esperanza.
Tiempo lleno de belleza en los momentos más simples y cotidianos: en el aroma del café matutino, en la risa contagiosa de mi hija menor y en los mimos y nobleza de la mayor de mis retoños, en su solidaridad incondicional; en el abrazo de aquel amigo que volvimos a darnos después de tanto tiempo, en sus consejos sabios,  en su sentido del humor y en su explosiva risa ; en la voz a través del teléfono que sembró esperanzas, en la mirada radiante de quien te extraño en casa y te ve con amor: con un amor renacido y transformado;  en los sueños plagados de fantasías, en las palabras dulces de los compañeros de tantos años, de esos amigos que se han convertido en familia por elección; en los recuerdos evocados con cariño, en la risa tímida que se transforma en sonoras carcajadas por las bromas simplonas y las charlas "tontas" de una que otra tarde; en el deleite de la música, que nos hace pensar y suspirar; en el aroma de un libro nuevo y de el placer de leerlo tumbada al sol en la playa, acompañada de un buen vino...en el sabor de un queso maduro y unas palomitas de maiz, sentada en el piso de la sala disfrutando la compañia de mis hijas; en el simple acto de compartir lo cotidiano con mi familia.... y con quien quiero y me quiere bien.
Así que, cerrando el balance, gracias a Dios concluyo que, a pesar del recuento de los daños y de las pérdidas,  este TAMBIÉN ha sido un gran año... un fabuloso año de vivencias y sobre todo de  aprendizaje, año de adióses y bienvenidas; año de cambios constantes como el fluir de un río, de "podas" necesarias para poder crecer como robles, fortalecidos por la experiencia; año de infinitas bendiciones y de grandes motivos para sonreír... año de pequeñas muertes y grandes renacimientos... un año para dar agradecimiento, por que  hay tanto, tanto!!! por lo que decir: gracias !!!!
 Un año para cantar y seguir sonriendo... por que aún tengo pulso, aun tengo emociones y aun tengo esta vida para equivocarme y acertar, para sentir, para creer, para soñar, para seguir creciendo... para simplemente vivirla!!!
¡Gracias a todos, por ser parte de un año mas de esta maravillosa vida!
Vicky Arizpe Butrón ( Sayuri ♥)